FICHA BMW 328I
Motor: " 4 cilindros en línea de gasolina
Potencia máx: 245 CV de 5.000 a 6.500 rpm
Par máx: 350 Nm de 1.250 a 4.800
Cilindrada: 1.997 cc
Velocidad máx: 250 km/h
Tracción: Trasera
Consumo homol: 8,2 / 5,2 / 6,3 litros cada 100 kilómetros
Capacidad maletero: 480 litros
Dimensiones: 4,62 x 1,82 x 1,41 m.
Peso en vacío: 1.530 kg.
Combustible: Gasolina
Precio: Pop, 39.400 euros La lucha es feroz entre las berlinas pequeñas del segmento Premium pero esta nueva Serie 3 creo que está un escalón por encima de sus rivales gracias a un dinamismo realmente ejemplar, a una gama de motores potentes y eficientes al mismo tiempo, y una estética agraciada.
Por supuesto, es una cuestión muy personal si a uno le gusta más un Audi A4, un BMW Serie 3 o un Clase C de Mercedes. Cada uno tiene sus virtudes y sus defectos y por supuesto sus seguidores o detractores, pero después de realizar esta prueba, y de hacer muchos kilómetros con el 328i objeto de esta prueba, creo que la marca bávara se ha situado un escalón por encima, al menos en lo que a dinamismo se refiere.
Este Serie 3 ofrece una estética muy bien conseguida en la que se ha optado por un aspecto similar a su antecesor pero marcando importantes diferencias con respecto a aquel, sobre todo en su frontal. Pese a sus mayores dimensiones, el vehículo ofrece una estética bastante continuista. Hay que fijarse para saber si se trata del nuevo o del anterior.
Sin embargo, el nuevo Serie 3 es completamente distinto, sobre todo por su distancia entre ejes más grande que en el anterior modelo. Gracias a ello, a su eje delantero adelantado con respecto a la anterior generación del Serie 3, ahora su habitáculo es más grande.
Las plazas delanteras son idénticas a las del antiguo, pero por el contrario sus plazas traseras han mejorado. Y lo han hecho bastante en distancia para las piernas, con una mejora de más de cinco centímetros, y también en la cota de altura.
Vamos, que en el 328i de nuestra prueba las plazas traseras eran muy generosas y casi daba sensación de estar en una berlina más grande, en un Serie 5. Esa habitabilidad y sobre todo la sensación de espacio, de poco agobio, resulta muy agradable en este modelo de BMW.
Otra mejora importante en el Serie 3 son sus vías, ensanchadas con respecto al anterior. Esto, unido a una altura de la carrocería inferior, proporciona una estética mucho más deportiva, más dinámica. Se ve que el coche está mucho más asentado sobre el asfalto y transmite confianza simplemente con ver el coche desde fuera.
Pero esa sensación de buena pisada en la carretera se incrementa cuando ponemos el coche en marcha y empezamos a rodar con él. El coche se mueve muy plano, sin balanceos y derivas, y eso sin que le afecte el tipo de terreno por el que estemos circulando. Y tampoco si vamos normal o muy deprisa. Es una auténtica delicia ponerse a rodar por una carretera de montaña y disfrutar un poco al volante de un coche que pone el listón muy alto en lo que a estabilidad se refiere.
Esta versión 328i incorpora la principal novedad de la gama y de ahí que hayamos elegido esta variante para la prueba. Este 328i viene a sustituir a dos variantes de la anterior generación, el 325 y el 330. Ambos, de seis cilindros, ofrecían 218 y 272 caballos. El nuevo, es de cuatro y dispone de una potencia de 245 caballos.
Esta cifra ya es una pasada para un uso normal de un vehículo con unos límites de velocidad que están anclados en los de los años ochenta. Pero es que se trata de un motor especial. Los propulsores de seis cilindros siempre han ofrecido una mayor elasticidad, pero en este caso el de cuatro del 328i ofrece mucha más elasticidad.
Bueno, mejor dicho, ofrece toda la elasticidad, ya que se trata de un motor que gracias al doble turbocompresor proporciona el máximo de par a partir de las 1.250 vueltas y lo sigue ofreciendo sin parar hasta superar las 4.800 vueltas. Es lo más parecido a un vehículo eléctrico, porque empuja desde poco más arriba del ralentí hasta la parte alta del cuentavueltas. Vamos, por decirlo de otra forma, que ofrece por la parte baja el empuje del mejor motor de gasóleo, mientras que luego se estira y sube como un buen gasolina, que es lo que realmente es. Y todo un consumo bastante razonable.
Eso hace que sea delicioso de conducir, que permita circular a muy pocas vueltas lo que conlleva un consumo de carburante bajo. Bueno, al menos relativamente bajo si tenemos en cuenta que llevamos un auténtico misil con 245 caballos con el que se pueden pasar los kilómetros de dos en dos.
La versión manual, con el cambio de seis marchas y unas relaciones de cambio bastante cerradas es ya una pasada y es donde realmente se puede comprobar lo bien que funciona este motor. Sin embargo, con el cambio automático de ocho relaciones, el que tenía nuestra unidad de pruebas, el funcionamiento es realmente óptimo.
Esa combinación del cambio automático de ocho marchas y del motor de máxima elasticidad hace que cada uno pueda adaptar su ritmo de marcha sin el menor problema. Es un cambio muy rápido y obediente tanto a la gestión con el acelerador como a la de las levas en el volante. Pero en el modo automático funciona a la perfección e incluso permite hacer una conducción muy deportiva sin problemas.
Que uno quiere rodar tranquilo, y de forma confortable, cumplir todas las normas y no hacer excesos, pues adelante. Pero si se busca darle un poco de alegría con el acelerador, entonces este coche resulta realmente imparable.
Dentro de la gama hay versiones más potentes, como el 335 que proporciona 306 caballos, pero creo que no merece la pena en absoluto, pagar 9.000 euros más para tener un coche con el que nos van a pillar con mucha más facilidad en cualquier radar creo que no merece la pena.
Lo que también es nuevo es el Driving Experience Control, que permite que el conductor pueda seleccionar en todo momento entre los modos de conducción Comfort, Sport y Sport+ a los que se añade el ECO PRO. Con este último se consigue optimizar el consumo a costa de unas prestaciones limitadas, lo que se nota cuando presionamos el acelerador con fuerza y vemos que el resultado menos sorprendente de lo previsto.
Gracias a este sistema, que se gestiona mediante una tecla en la parte izquierda de la consola entre los asientos delanteros junto a la palanca de cambio, su conductor puede en todo momento cambiar, en función de sus necesidades, el modo de conducir su Serie 3. Es sorprendente la manera de cambiar el comportamiento del coche gracias a estos mandos. Solo con la presión sobre este botón tenemos un modo más deportivo, o incluso uno extremo en el que se desconecta en parte el ESP en el modo Sport +, hasta un modo Comfort, en el que todo se ajusta para optimizar el confort de marcha. Este, por cierto, es muy destacable en este coche pese a su innegable deportividad.
Queda un último modo disponible, el Eco Pro, en el que todo se optimiza para ahorrar carburante y para que su conductor se dé cuenta de lo que ha conseguido le va marcando en el cuadro los kilómetros de autonomía añadidos con respecto al modo de utilización normal. Una forma de premiar los buenos hábitos al volante. Y una buena idea en estos momentos de crisis
Este 328i me parece un coche realmente espectacular, que permite conducir tranquilo o rodar muy deprisa, con unos consumos razonables y sin poner en peligro el confort de los ocupantes. Una buena alternativa, cara, pero con un dinamismo ligeramente superior al de sus rivales alemanes, los Audi o Mercedes equivalentes.
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